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El paisaje sonoro como pieza de museo: una conversación

Actualizado: 4 feb 2021

El sonido es un atractivo componente del arte contemporáneo, aunque el lugar que ocupa dentro de sus espacios y convenciones es difícil de determinar. Incluso, todavía representa un problema cada vez que se presenta como único vehículo de un discurso artístico dentro de un espacio tradicionalmente rservado a las artes visuales. El sonido no se deja reducir a un objeto de museo fácilmente y está en su compleja constitución el sobrepasar las propiedades y funciones que se le han asignado. Su lugar accesorio, subordinado o por el contrario, único y predominante actúa siempre de maneras inesperadas en la experinencia de una exhibición y dentro del marco de lectura creado por artistas y curadores.



Esta conversación colectiva entre Amanda de la Garza, Israel Martínez, Félix Blume, Tito Rivas, Bani Khoshnoudi, Javier Toscano, Bárbara Perea y Carlos Prieto Acevedo, forma parte de la plataforma Configuraciones de un oído que escucha el mundo y tuvo su origen en el Labortaorio museológico en torno al sonido realizado en Centro Cultural Border. Su edición en formato impreso y digital se realizó gracias al apoyo del Programa de Apoyo a la Producción e Investigación en Artes Multimedia en su edición 2019.

Los paisajes sonoros han sido objeto de muchas manipulaciones...

¿Cuál sería el sentido de proponer una exposición en torno a la idea de paisaje sonoro en México?


Mi interés en el paisaje sonoro surge en relación al tema del patrimonio, concepto que tuvo una función hegemónica en la narración de la historia de México y que deseo estudiar en su dimensión sonora. Sabemos que ya se han dado vastos logros, básicamente en los terrenos de la etnomusicología, el folclor, la antropología, el indigenismo, etcétera. Sin embargo, desde mi perspectiva, la noción de patrimonio tiene una doble tarea, paradójica por cierto: preservar la historia de las comunidades y sus tradiciones, y con ello, a su vez, detener la actividad social del cambio, volverlos cosa, reliquia, artesanía, patrimonio.

El patrimonio sirve para conjurar el fantasma de las revoluciones, del indio, de los subalternos en la construcción de la Nueva España, y ya después en la construcción de la metrópoli moderna mexicana. ¿Qué hace un patrimonio sonoro exactamente? ¿Cuáles son las posibilidades subversivas del objeto sonoro, o más específicamente, del paisaje sonoro?

Hay una pulsión por el archivo en el arte contemporáneo y ahí me gustaría detenerme: la posible fascinación por ciertos sonidos de la ciudad o del campo, en una especie de audio-turismo. Me interesa entender cómo utilizar el patrimonio de forma crítica.

No veo si este archivo tiene la capacidad de desencadenar algo en el espectadores al escuchar, y cómo lo hace.










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